Ofrendas, ceremonias y la energía de los Andes

Llevo una semana en Ollanta con Daniel como guía. Gracias a él estoy conociendo en más profundidad la cultura andina, la ingeniería y agricultura inca, sus ritos y ceremonias, y rincones mágicos con una energía preciosa.
El martes por la tarde subimos a ver los graneros, o qollqa, que hay detrás de mi hotel, el Apu Lodge, al lado de la efigie de Tunupa o Wiracocha, esculpida -no se sabe si por la mano del hombre o por la naturaleza-, y luego dimos un paseo por el pueblo para ver el puente inca que cruza el Urubamba. Resulta que fue construido primero partiendo el río en dos con grandes rocas y luego creando un fuerte pilar central que aún hoy sirve para amarrar fuertemente el paso sobre el río.
Después paramos en una chichería a chichar un poco.... La chicha es una bebida poco alcohólica, similar a la cerveza, elaborada de manera casera con maíz germinado y fermentado. Las chicherías no son lugares fijos, sino que depende de las mujeres que lo tengan preparado, así que en una comunidad, van apareciendo y desapareciendo, de casa en casa. Las chicherías con como los bares para nosotros, es donde los hombres se reúnen después del trabajo, y se señalan con bolsas rojas sobre un largo palo de caña. La chicha se sirve en un vaso grande, de medio litro o más, y a menudo acompañada de rico ají, una pastita picante a base de palta (aguacate), que claro, incita a beber más.

Mi viaje está siendo muy completito, y estoy combinando todo tipo de actividades. El martes por la mañana decidí hacer una ruta de descenso en bici por las trialeras que cruzan la carretera al Abra Malaga, un paso de montaña que separa la zona del Cuzco y el Valle del Amazonas. Creo que fueron cerca de 40km serpenteantes de buen asfalto, envidia de cualquier ciclista de carretera, ya sea para subirlo o para bajarlo. Una vez arriba cogimos las bicis de montaña y dispusimos a bajar. Solo éramos un guía (de KB Tambo tours), Carlos, y yo, habían fallado los otros clientes... mejor, jeje. 
Al principio me costó un poco adaptarme a la montura. Nunca he hecho descenso ni llevado una doble, aunque me encanta bajar trialeras. El primer kilómetro de descenso transcurría por una ladera con un precipicio al lado, lo que no me permitió soltarme del todo, pero luego llegó lo bueno..... y también las evidencias de que mi guía de ese día no sabía bajar en bici... pobret.... se pegó cada tortazo... Al final se fue por la carretera, y yo continué por las trialeras con las indicaciones del taxista cada vez que había que cruzar asfalto. Me lo pasé pipa!!!

El día anterior visitamos las comunidades altoandinas en el camino que transcurre desde la parte de atrás de Ollanta. Subimos por una larga carretera de tierra (lo normal por aquí) y paramos en tres aldeas. La primera estaba vacía porque todos los comuneros estaban en el campo, pero contaba con una graciosa y pequeña iglesia con un campanario al lado. También había una gran explanada, rodeada por un muro, que es donde hacen las vaquillas -de manera muy parecida a como lo hacemos nosotros-, que los lugareños torean y esquivan bajo los efectos de la chicha, en el día de fiesta que reúne a todas las comunidades del entorno.
Realizando una ceremonia a la Pachamama

En el siguiente pueblo paramos a ver una mamita que me hizo la ceremonia de la coca a la Pachamama. A través de las diferentes ceremonias y ofrendas  me voy purificando, limpiando, de malas energías, para poder conectar con otras... que luego os cuento... Además de la dieta vegetariana que estoy siguiendo, cada ritual sirve para eliminar toxinas físicas y energéticas.
Hay que decir que siempre hay que abordar estos ritos y ceremonicas con mucho respeto. No es una simple tradición, es una verdadera conexión con la Pachamama facilitada por personas cuyas conciencias se dedican a sostener la tierra. En un momento dado, la mamita sujetó un fardo que contenía todas las hojas de coca que me representaban sobre mi cabeza. Estábamos dentro de la casa, casi a oscuras, con mi guía y dos nietas de la mamita, el olor a incieso y a tierra, los cuys (conejillos de indias que conviven con ellos como mascotas pero también como alimento... es su principal manjar), algún gato o gallina que entra y sale.... Y como iba diciendo, de repente sentí como que me iba, como si faltase nada para desmayarme... Y luego cuando terminó el ritual, una especie de serenidad con algo de cansancio.... Y al día siguiente siempre algún síntoma físico de que estás soltando algo, viejas emociones que ya no sirven...

El miércoles fue muy especial. Primero subimos a una cueva sagrada cerca de Ollanta. Un lugar donde se hacen y se han hecho desde hace siglos, muchos rituales. En la entrada hay una roca sagrada ante la cual has de arrodillarte para pedir permiso a la Pachamama para proceder con los rituales. También hay nichos y hornacinas, una especie de casita donde los chamanes conectan con sus visiones gracias al San Pedro, un cactus que tiene efectos alucinógenos, y una gruta que se adentra en las entrañas de la montaña y en la cual da la sensación de que habitan seres de color negro, no malos, pero sí espíritus de la montaña.
Todo el entorno está repleto de energías de todo tipo debido a todos los rituales que allí se han hecho, y no todas son positivas. Por eso es necesario estar continuamente "pischando" la hoja de coca -se quita el rabito, se dobla por la mitad y se introduce en la boca, entre el carrillo izquierdo y los dientes, y se chupa o masca-, ya que te permite mantener una vibración elevada que te protege.

Esta vez fue mi guía Daniel quien realizó el ritual de purificación. "El cóndor de los Andes" se transforma, como si entrara en trance, cuando hace el ritual, conectando con una energía fuertemente chamánica que le pertenece, tanto por legado cultural de los incas -sus rasgos no disimulan su procedencia-, como por vidas pasadas.... Se lo noto. Se buscan las hojas que te representan y se pide permiso a los Apus (espíritus o deidades de las montañas) y otros dioses. Nos acompañaba un joven que hacía de porteador, porque estos rituales siempre es mejor hacerlo con más gente por las energías conjuntas. Cuando me tocó mi turno, Daniel me abrazó para sacar las energías negativas, y me volvió a pasar como con la mamita pero más fuerte. Casi me caigo. Casi me voy. A penas me podía mantener consciente, aunque solo fuera un instante.
Esa mañana había amanecido cansada y con un poco de dolores, pero tras el ritual sentí inmediatamente mucha energía y fuerza. 
Catarata de Soqma

Luego fuimos a hacer un pequeño treking a otro lugar sagrado, las cataratas de Somaq, a las que se accede por una senda empinada, de tierra y escalones (lo normal por estos lares..).
Antes de subir, acordamos con una familia del pueblo que nos preparase algo para comer para después. La gente de estos pueblos, a ojos occidentales, pueden parecernos pobres..., pero yo no vi eso. Aunque no gastan calcetines y llevan sandalias que dejan entrever pies ennegrecidos por la tierra, aunque la ropa pueda estar un tanto raída, aunque los niños parecen desalineados y sucios, son gente básicamente feliz y creo su función es la de sostener la tierra.
La catarata de Soqma es preciosa e impresionante. Cae fina pero fuerte desde bastante altura, y tiene una pared negra con musgo que me recuerda a un hada que te acoge en suspensión... Pischamos coca para mantener la vibración alta... éramos cuatro para mantener el equilibrio de fuerzas...
Al bajar, paramos en el pueblo y encontramos la casita donde habíamos quedado que nos darían de comer un rico arroz con verduras y patatas.... Estaba absolutamente delicioso!
Paseo a Pumamarca
El jueves fuimos a caballo hasta Pumamarca. Una ruta de unos 9km de ida y vuelta que empezamos subiendo un camino inca jalonado de escalones y desniveles que los caballos increíblemente iban sorteando como lo más normal del mundo. Acostumbrados están a estos terreno y a caminar por precipicios con total seguridad. 
Las ruinas son muy bonitas y están ubicadas en lo alto de un paraje espectacular.
La vuelta la hicimos por carretera (de tierra, claro) y en un momento dado atravesamos un lugar que para mí fue mágico... En una curva, se cerraban las montañas en una estrecha garganta. Gigantes moles marrón-rojizas nos cercaban y hacían que el viento soplara fuerte, meciendo un espigado bosque de eucaliptos que susurraban sin cesar. Daba la impresión de un baile de elfos dándonos la bienvenida... y me entregué a la experiencia, sentada sobre mi caballo...
Huchuy Qosqo

El viernes visitamos las ruinas de Huchuy Qosqo (o pequeño Cuzco), también alejado del típico circuito turístico por su difícil acceso, aunque hay que pagar entrada. La verdad es que me alegro de poder contribuir a que las ruinas se cuiden y restauren.
Subir hasta allí en coche es toda una odisea que demuestra la increíble habilidad al volante de los locales. Mi conductor, Julio, es capaz de llevar un 2x4 por lugares que estoy segura muchos serían incapaces de meter un 4x4. La verdad es que, a pesar de la carretera, no me sentí insegura en ningún momento.

Huchuy Qosqo
De camino a Huchuy Qosqo puse música de mi móvil, algunas canciones de los '80 que tienen una energía potente y profunda que estaba segura que a mi guía, Danny, le gustaría porque son similares a su fuerte energía chamánica. Y efectivamente, a pesar de que por su juventud desconocía la mayoría, enseguida concetó y hasta entró como en trance, como cuando hicimos el ritual en la cueva... Conecté con esa energía y con la música y es entonces cuando me di cuenta, de repente, que yo también la tengo! Que siempre ha estado allí y como de alguna manera inconsciente la había reprimido!!!.... Gracias Universo por mostrármelo! Ahora lo entiendo. Cuando cometes abusos contra otros en otras vidas, los sucesivos niveles de ética ganados en cada vida te impiden conectar con partes de ti,  a modo de protección psíquica con partes más oscuras. Pero el reto está en superar la tendencia a caer en lo oscuro para volver a conectar con esos talentos pero desde la claridad. En esencia, esta conexión es la que intuía que iba a encontrar aquí. Me hace gracia ver que siempre había estado allí, debajo de mis narices como quien dice. Ahora ya sé como contactar con ella y poco a poco ir abriéndola...

Al llegar arriba se divisan enseguida las ruinas de Huchuy Qosqo, y ya te llama la atención algo. Son especialmente bellas. Un corto camino y llegamos al lugar. En seguida notas una energía muy limpia. Es un templo dedicado al culto del agua. Sientes alegría, apertura y limpieza... menos en una de los habitáculos que tenía una sensación desagradable... Danny me contó que allí es donde se hacían los sacrificios.
Nos echamos un rato a meditar encima de la plaza de la ciudadela, con espectaculares vistas a las montañas. Os juro que no me quería ir de allí. Ese lugar te atrapa. En mi meditación vi un gran halcón posarse detrás de mí... Después, cuando abrí los ojos, ahí estaba! Volando majestuoso por el cielo. Enorme y libre! Mágico....


Hoy hemos visitado Unu Urko, o cerro del agua. Una ruina muy especial por contar con un templo ceremonial redondo. Cuenta la leyenda que dos hermanos se batieron para conseguir casarse con una princesa. El padre concedería la mano a aquel que trajese agua de Pitusirai y Sahuasiray (mis montañas.. siento una gran atracción hacia ellas dos... son complementarias y son evocadas en los rituales como sanadoras). Los hermanos crearon canales de irrigación hasta Unu Urko, donde hay una roca con la forma de la montaña y un canalillo tallado que desemboca en la cabeza de una serpiente.

Luego visitamos el museo Inkariy, un centro privado llevado por una familia, pero muy bien hecho y de visita muy recomendable. Las salas de exposición están repletas de restos arqueológicos y hay también unos grandes espacios temáticos con figuras de cera replicando diferentes escenas. Acompaña la luz, el sonido y la música, dando un increíble realismo.
Tanto es así que me puse mala de repente. Me bajó la tensión y me mareé. Tenía náuseas y me tuve que sentar y poner la cabeza entre las piernas. Me dieron ruda y mate de coca, y poco a poco fui recuperándome. Las escenas que me afectaron fue primero una que hubo que atravesar como un laberinto de paredes incas hasta una daga monolítica ceremonial, y seguí sintiéndome muy mal hasta incluso la escena de un juicio, en el que estaban presentes los gobernates del Tawantinsuyu (los cuatro reinos) y las momias de los antiguos gobernantes.... Ahora entiendo por qué esa energía chamánica en mí estaba desconectada...

No sé si fue la chicha que me había tomado o quizá recuerdos de vidas pasadas no muy buenos.... Te juro que las representaciones me parecieron tan reales....

Haku, Haku

"Haku, Haku" signfica en quechua algo así como "vamos, vamos" o " rápido, rápido". Aunque tengamos la imagen de que los peruanos como gente más bien tranquila, en realidad, al menos los cuzqueños, no paran -y una buen muestra está en el caótico pero fluido tráfico rodado-. No es que vayan rápido, sino que están siempre en movimiento, siempre haciendo algo, siempre trabajando, y además siempre con muy buena disposición.
"Haku, Haku", es el ritmo de cualquier tour guiado, ya sea en Perú, en la China o en Moscú. Vamos, o eso me imagino. Hay mucho de querer rentabilizar las visitas, y los turistas van pasando por los lugares históricos como churros.
No digo que esté mal, incluso creo que tiene su gracia, porque te ayuda a aprender mucho de la cultura que visitas, pero quedarte en sólo eso, pues hace unas vacaciones muy agobiantes..., me parece a mí... y buff!! Menudo mareo!!

Desde mi punto de vista, está bien empezar así, pero luego es interesante ir por libre. Otra opción es ir por libre, o contratar a un guía privado, o hacerte un amigo del lugar que se entere de la película..., claro que esto último depende más bien del azar.

"Haku, Haku", es el nervio que te entra cuando te das cuenta de que sólo queda una semana para irte de viaje y aún no has hecho la maleta... Bueno, pero esto no es mi caso, que yo me la hice dos semanas antes... Jo! Es que doy asco de lo organizada que soy....
Pero no os preocupéis -se lo digo a todos mis amigos que os asustáis con mi capacdad para el orden y la estructura- que yo me adapto muy bien al caos....
Espera. Un momento. Estaba hablando del tiempo, y ahora he cambiado al orden... Bueno, da igual, Eisntein dijo que espacio-tiempo era una única realidad sobre un contínuo...
Desde dos semanas antes de partir hacia Perú (pues eso, más o menos después de hacer la maleta), el caos empezó a entrar en mi vida... y yo con los brazos abiertos. Mi desayuno de siempre, normalmente un ritual sagrado para mí, se fue al traste. Empecé a desayunar cosas diferentes, en lugares diferentes, y como si nada...
Una vez en Perú -y aunque no lo creáis- he dejado de tomar café -bueno, me he tomado dos medios cafés con leche en diez días-, he dejado de beber leche, no tomo azúcar, desayuno con leche de soja, como vegetariano -aunque sí probé un día el ceviche (a ver....), y ceno a las 18h.

Mi horario de sueño también ha cambiado desde el primer día. Si en España me levanto a las 8h y me acuesto sobre la 1h o más, aquí me despierto sobre las 5h, desayuno temprano, a partir de las 5:30 si dan el servicio, y me acuesto alrededor de las 22h. Y para comer, pues según surja la ocasión cada día, como o ceno, o ambos, a horarios que varían muho.

Y hablando de caos, pues pobre la de la agencia que me organizó el viaje, ya que no paro de darle la lata, cambiando planes. Cada día surge algo distinto, y -esto es la ventaja de viajar sola-, voy cambiando de horarios, planes y hasta de hoteles sobre la marcha y conforme fluya la cosa.
Para que veas, un ejemplo, tenía una reserva en un hotel para toda la semana, pero no me dio buena vibra, y casualmente encontré otro que me encantó. Pues cambié, aunque ello suponga perder el dinero de la reserva.... Pero no me arrepiento de nada...

Por cierto, aconsejo que, si hacéis un viaje como yo, vale la pena contratar los primeros días y dejar el resto libre. Así aprovechas el tiempo y aprendes a conocer lo que realmente te interesa. Luego podrás diseñar el resto de tu viaje a tu gusto. Aconsejo que utilices el Tryp Advisor y el Booking, que además tienen excelentes apps, y también te puedes descargar en versión ebook la guía de Lonely Planet en tu tablet o tu móvil. Pesa menos que el libro de papel. Te lo aseguro.

Empieza la magia

Ayer subí a Machu Picchu y Wayna Picchu. Un sueño hecho realidad! Cogí el tren de Ollantaytambo el día anterior. Recomendable hacer el viaje de día porque las vistas son espectaculares, con el río Urubamba siempre a la izquierda y grandes montañas andinas a la derecha.
Aguas Calientes es un pueblo muy turístico, lleno de hoteles y restaurantes a pesar de su reducido tamaño. Me encantó el ambiente internacional y ver cómo coincidí de nuevo con turistas que había visto en otros sitios.
Me quedé en el Hostal Continental. Más que decente, me gustó mucho, a pesar de que está pegado a las vías del tren. Si te molesta el ruido quizá no te guste, pero a mí en Perú no me molesta nada y dormí fenomenal.

Al día siguiente me desperté temprano, a las 4:30, un horario que en Perú llevo muy bien. Te adaptas a lo que hay, A las 5 ya había desayunado y estaba haciendo la cola para el bus a Machu Picchu. Subí creo que en el quinto bus y llegué arriba para hacer la cola de entrada, también larga, pero que se hizo muy llevadera gracias a mi compañero de asiento del bus que llevaba un altavoz inalámbrico y nos animó a todos con Carmina Burana. Genial!
Por cierto, en Perú hay que decir que conducen muy bien. O mejor dicho, son buenos conductores. A pesar de la velocidad a la que van por carreteras de tierra, a veces desvencijadas, me siento muy segura.

Escalones de vértigo bajando de Waynapicchu
Y por fin entramos!
Yo fui directa al Waynapicchu,  que es la montaña que sale en todas las fotos y que forma la nariz del perfil, ya que tenía entrada a las 7h. Sólo dan 200 al día en dos turnos, por lo que hay que reservar por internet con bastante antelación. Mejor el turno de las 7, ya que si no a las 11 hace mucho calor. Mientras esperaba vi amanecer.... todo un espectáculo ver como el sol empieza a iluminar la ciudadela.
Subir y bajar Waynapicchu es un calvario (aunque dicen que subir a la montaña misma de Machu Picchu es aún más duro, la distancia es el triple)! Miles de escalones altos tallados en la piedra, durante una hora de subida. Pero la recompensa vale la pena: unas vistas increíbles de la ciudad de Machu Picchu.
La bajada no es apta para personas con vértigo. Si tienes, mejor te quedas en el cruce donde se une la subida con la bajada, que desde allí también las vistas son impresionantes. Dicen que sólo tienes dos horas para subir y bajar, pero eso es muy justito y a penas te da tiempo para disfrutar arriba. Mi consejo es que no te preocupes por el tiempo, disfruta, para, haz fotos, medita, lo que quieras, que ya llegarás abajo y seguro que no te dicen nada.. Además, el otro grupo no entra hasta las 11!

Terminé reventada, pero a pesar del dolor de rodillas subí a la parte más alta, donde está la casa del guardia, y desde allí las vistas son espectaculares, es de donde se hace la clásica foto. Por encima hay varias explanadas con sombra para poder descansar y disfrutar del paisaje, y más arriba parte la ruta a la montaña a la cima del Machu Picchu, el puente Inca y la puerta del Sol, que es la entrada del camino Inca. No subí porque no tenía tiempo, me tocada ruta guiada, pero me arrepiento... vaya, tendré que volver....
Machu Picchu

Paseando por las casas de la ciudadela también puedes encontrar pequeños rincones donde sentarte para simplemente admirar el escenario natural que te rodea. Machu Picchu está a las puertas del Amazonas y la vegetación y el calor (y eso que es invierno) lo atestiguan.

Después de la ruta guiada, que siempre recomiendo porque aprendes mucho sobre la historia de los Incas, no me quedaron fuerzas para continuar, y opté por irme sobre las 14h. La cola a esa hora para el bus es larguísima y puedes demorar hasta una hora en subir. Me había dado ya una insolación, así que opté por bajar andando.... Muy duro, miles de escalones de nuevo, pero vale la pena. Los más rápidos suben y bajan en media hora, yo tardé una hora y veinte, parando cada dos por tres porque las piernas no me aguantaban.... pero vale la pena!

Una vez de vuelta en Aguas Calientes, me tocaba esperar unas tres horitas hasta que saliese mi tren de vuelta a Ollantaytambo, que la verdad se me hicieron un poco largas por lo cansada que estaba.... Si te traes el bañador (y si no te venden uno en los puestecitos antes de entrar), puedes desentumecerte en los baños que dan nombre al pueblo.

Empieza una semana mágica Aunque terminé muy cansada, volví a Ollanta con ilusión porque iba a dormir en el Apu Lodge. Había decidido cambiarme del hotel que tenía reservado por una cuestión de energías. En el primero me sentía muy encerrada y no había el clásico ambiente familiar en el lobby. Dando mi primer paseo por las antiguas calles Incas, no más llegar a Ollanta, tropecé con el Apu Lodge, en la parte alta del pueblo, cuya puerta estaba adornada por un amable cartel que invita a entrar y preguntar. Y así lo hice. Me encantó no más verlo. Una casa de adobe con bonito jardín, dentro mucha madera, el sonido del agua que corre por el lateral de la calle inca y unas vistas preciosas a la montaña y a las ruinas del pueblo, además de un acogedor saloncito familiar en la entrada donde mezclarte y cambiar impresiones con los demás turistas. Se conoce a mucha gente cuando viajas sola!
Qué decir de la rica ducha calentita que me pegué, de la amplia y cómoda cama con agradable edredón (bueno, esto es lo normal en Perú) y despertarte con la luz del alba reflejándose sobre las montañas.... Una delicia. Y para rematar, el clásico desayuno de la zona: huevos revueltos, fruta con cereales y yogourt, y pan con mantequilla y mermelada. 

Cuando terminé mi desayuno el primer día, opté por quedarme un ratito en el salón de la entrada para ver mis emails y mensajes. Al poco entró un chico local, que se dirigió al mostrador para explicar que era guía. Dijo llamarse Daniel.... y en seguida supe que tenía que pedirle que fuera mi guía para esa semana.
Resulta que mi amiga y compañera Lyz me prestó un libro, "El llamado del cóndor", y me dijo que me lo leyera durante el viaje. Tardé en empezarlo unos días, pero me interesó desde el principio. La protagonista narra un viaje al Perú para conocer el misticismo Inca y se queda en un pueblecito llamado Ollantaytambo. He estado siguiendo sus consejos a nivel de trabajos energéticos. Cada día leo unas páginas y encuentro mucha relación con lo que yo estoy viviendo en ese momento. En un capítulo la autora narra cómo un tal Daniel le guía por un camino....
En cuanto escuché su nombre, supe que tenía que contratarlo... Daniel resulta que es guía desde hace 11 años para todo tipo de actividades, ya sean culturales, turismo de aventura, como trekking, btt, montar a caballo, etc., y también misticismo. Resulta que él mismo practica rituales incas, enseñado por una ancianita de un poblado andino. Daniel me dijo también que en la zona era conocido como "el Cóndor de los Andes"....
con Daniel, el Cóndor de los Andes

Cuzco, o Qosqo como lo llaman los de aquí (éste fonema se parece más a la pronunciación en Quechua), y los Andes tienen magia, y el Valle Sagrado más. Según la intención y el corazón con el que viajes, suceden cosas extraordinarias. No hay casualidades, sino que es el orden y la intencionalidad del Universo.

En fin, ya había contratado un taxi para volver a Moray y visitar Chinchero. Le pedí que me acompañase. Da la casualidad que Daniel tiene esta semana libre y me podrá acompañar y mostrar la cultura y el misticismo andino. En las terrazas de Moray realizamos una ofrenda coca a la Pachamama, un bonito ritual que sirve para empezar a limpiarte y conectarte con el espíritu de los Andes. Mañana iremos a visitar tres pueblos andinos, muy apartados de la "civilización". Llevaremos ofrendas como frutas y coca, y allí una abuelita me realizará la ceremonia de la Coca, un ritual más profundo y de mayor conexión. (Mamá, tranquila, que no hay drogas). El martes el plan es ir a visitar más lugares de Ollanta (ya que por la mañana haré un descenso en bici desde un glaciar), el miércoles realizaré un ritual de purificación en una cascada y el jueves una ruta a caballo.... Y bueno, eso por ahora...

Menos mal que cambié de hotel! Y eso que ya tenía 8 noches pagadas!! A veces, si no arriesgas, si no estás dispuesto a perder, no ganas y te pierdas las oportunidades más mágicas...

Cena con mi amiga Ellen Mi amiga y compañera Ellen está también de viaje por Perú, aunque no coincidimos en casi nada. Su itinerario es muy diferente al mío. Sin embargo, antes de partir, vimos que una noche la compartíamos en Ollantaytambo. Hoy quedé con ella en la plaza de Armas del pueblo, y hemos ido a cenar juntas. Qué alegría el vernos! Nos hemos estado contando nuestras mutuas aventuras y experiencias mágicas. Las dos coincidimos en que nos encanta este país, que nos gustaría volver y que se viaja fenomenal sola porque conoces a mucha gente y además es un país amable y bastante seguro.
Mañana hemos quedado para desayunar, y luego cada una por su camino otra vez...

Nada de hombrecillos verdes, talento Inka

Quizá se tenga la impresión de que el cuzqueño es relajado y tranquilo, pero nada más lejos de la verdad. Aunque son personas que básicamente son felices, son tremendamente activos. No corren, pero nunca paran. Son trabajadores, resolutivos, prácticos y constantes. Son orgullosos de su linaje Inca, pero son discretos. Ahora, cuando alguien especula sobre el origen extraterrestre de las grandes obras de ingeniería Inka, se enfadan.

Los Incas son una civilización que sólo duró 400 años como tal, pero en realidad son el resumen de varias culturas que habitaban en lo que hoy es Perú. Y como tal, sus orígenes remontan hasta el 5000 ac. Estos pueblos lograron, incluso antes que en Europa y África, grandes avances tecnológicos de ingeniería hidráulica y agrícola y en sus estructuras. De hecho los Nazcas realizaron cálculos empleando el 0 varios cientos de años antes que los árabes.
El hombre europeo tiene dificultad para comprender que alguien puede tener más conocimientos que él, y no se puede creer que hace tanto tiempo este pueblo fue ya tan avanzado y además no contaba con escritura. Pero así es, y su secreto es la necesidad y el trabajo comunitario.
Pisac

Hoy he visitado las terrazas de Pisac y de Ollantaytambo, magníficas construcciones de una altísima precisión, que demostraban el gran talento para la ingeniería de los Inca. Unas obras construidas con una lógica aplastante, totalmente adaptadas al terreno y las necesidades de alimentación. Las terrazas eran usadas para la experimentación agrícola. En ellas, al reproducir de manera controlada diferentes condiciones climáticas, se podían adaptar diferentes cultivos a diferentes alturas.
La agricultura para los Incas era lo más importante. De hecho era una sociedad pacífica que sólo se centraba en plantar cosechar y alimentarse. Los Incas vivían en la montaña porque para ellos el valle, el lugar más fértil, debía de ser aprovechado sólo para plantar cultivos. La biodiversidad de Perú es increíble. De los 118 ecosistemas que existen en el mundo, 105 se pueden encontrar en Perú, y 85 en el Cuzco. Se dice que el 60% de los productos agrícolas mundiales han tenido su origen en Perú.

Durante miles de años, las culturas pre-Incas vivieron más o menos en paz en una sociedad que, incluso a día de hoy, es paritaria y comunitaria, y tuvieron más que tiempo de sobra para desarrollar su tecnología de manera tan extraordinaria. Al no haber guerras, pudieron centrarse en hacer las cosas lo mejor posible. Por desgracia, el declive de los Incas comenzó con Pachakutec y su sed de poder, un concepto hasta entonces desconocido en este pueblo. El Inka se erigió en el defensor del pueblo contra los invasores, pero terminó oprimiendo e introdujo el trabajo forzado como tributo. Esto marcó el principio del fin. Un declive que se consolidaría en los últimos 100 años del imperio, los de su expansión, y en los que el comunitarismo fue sustituido por una dictadura comunista. (bueno, todo esto es la versión de algunos, que a veces se contradice con la de otros, y es que la historia de este pueblo aún alberga muchísimos misterios por descifrar).

El conocimiento técnico de los Incas también se puede observar en los muros inclinados que son totalmente resistentes a los terremotos. La piedra es tallada por un proceso de ensayo y error para que no sólo encaje, sino que además tiene la capacidad de descargar la energía de un terremoto sin dañar la estructura.
Gran parte del secreto de los Incas se debe al tipo de sociedad paritaria, donde la mujer es la administradora, y comunitaria, donde todos trabajan para todos y nadie tiene la propiedad de nada. Incluso hoy en día los hombres y las mujeres son iguales en todo, desde el trabajo en el campo hasta las labores del hogar y de cuidado de los niños. La organización social es comunitaria y el gobierno no obliga a pagar impuestos a los campesinos, ni a aquellos no especializados, quienes pueden construir su casa, con la ayuda de sus vecinos, en el perímetro de la ciudad, que luego el ayuntamiento se encargará de darles luz y agua.
También me ha llamado la atención lo importante que son los colegios. Incluso en el paraje más remoto hay un buen colegio. Y todos los niños van uniformados, aunque sean escuelas gratuitas. Otra cosa es la formación educativa, según cuentan algunos.

Por cierto, también a destacar es la habilidad al volante. "Manejan" increíblemente bien y son capaces de pasar por los lugares más estrechos, o no chocarse en el caos circulatorio que tienen. Un caos que creo que es positivo porque agudiza la respuesta y la coordinación del tráfico, pero en el que sobran los constantes pitidos (y la polución de motores sin catalizador). No toleran ni que un vehículo vaya más lento o se demore en un cruce, ya están tocando el claxón.

Y en otro registro, ayer visité las salinas de Mara y las terrazas de Moray. De camino vimos algunos de los grandes nevados, imponentes picos de más de 6000 metros de altura con nieve perpetua. Conecté especialmente con Sahuasiray y Pitusiray, complementarios y a los que los indígenas ruegan por la salud.
Luego de pasar por las salinas de Mara, donde las comunidades extraen la sal de un río salado que surge de la montaña, llegamos a Moray. Un centro de experimentación agrícola con una energía muy especial, muy fuerte. Donde cada solsticio de verano se realizan rituales, y donde la tierra se une con el cielo.
Moray. Impresionante.

Orgullo Inca

Hoy tocó City Tour por Cusco y vistamos la hermosa catedral, el Qorikancha, y las ruinas de Sacsayhuaman y Qenqo. Lo mejor el guía que nos tocó, Gilmar, medio historiador del arte, medio arqueólogo, experto en símbolos y un poco chamán. Le vi tocar a una chica que le había dado el mal de altura en dos puntos en la nuca, y enseguida el volvió el color.... y además creo que es la única persona capaz de para el tráfico cuzqueño...
Cuzco visto desde Sacsayhuaman
Tienen una forma muy extraña de conducir en Perú y no se respeta al peatón para nada. Los pasos de cebra no sirven para nada, aunque el semáforo esté en verde para el peatón, los coches se lanzan sobre ti. Hay que tener mucho cuidado al cruzar una calle. Hay policías en las esquinas, pero solo observan el tráfico. Yo creo que están por si acaso se produce mucho caos o hay un accidente. O quizá para advertirle al imprudente peatón extranjero cuando éste intenta lanzarse a cruzar sin esperar a que pasen primero los coches.
Volviendo al city tour, Gilmar nos habló de cómo se están descubriendo numerosos edificios incas debajo de los templos cristianos, así como sus significados.
La concepción del mundo de los Incas era dual y no basado en la trinidad, como las culturas cristianas. Para los Incas existía una única deidad, Wiraqocha, inmaterial y creador de todas las cosas, y la Pachamama, deidad de todo lo material y por tanto del universo.
La tradición explica que el sol (Inti) y la luna (Killa) copularon y así llovió y nacieron las semillas. Los Incas daban gran importancia a las semillas, y de hecho el colorido de sus trajes representa precisamente la variedad de cultivos que existen. 

La cosmovisión andina es fascinante y contempla que todas las cosas y todos los animales tienen alma, y que la vida transcurre en ciclos de creación y destrucción. Conocer y respetar estos ciclos es vivir en consonancia con la naturaleza. Una visión que ahora nos parece antigua o quizá romántica, pero que esconde un conocimiento y una sabiduría sobre el mundo y la astronomía que recién ahora nos estamos dando cuenta de cuán importante es.

Fabiana, Tania, yo y Fernanda en el Chicha
Por la noche me junté con unas chicas del bus y nos fuimos a cenar. Fernanda, una ecuatoriana, Fabiana, una brasileña de Río, y luego se unió Tania, también brasileña. Conseguimos mesa, o mejor dicho, barra, en el Chicha de Gastón Acurio, el mejor restaurante de Cuzco. Excelente comida y me lo pasé genial compartiendo con otras mujeres que también viajan solas. Y cada una por un motivo diferente: autoafirmarse, libertad, conectar con lo espiritual, conocer mundo....

Llegada a Cuzco

Llegué el domingo a Lima después de 12 horas de vuelo desde Madrid. La verdad es que no se hacen pesados gracias a la conexión con internet y al programa de entretenimiento de Iberia. El cambio de horario y el jetlag no me han afectado casi nada, porque bebí abundante líquido y porque llevo una semana con desajustes horarios, durmiendo pocas horas e irregularmente, con siestas en medio. Así que una vez aquí, aproveché el cansancio arrastrado, y en mi primer noche en Cuzco he dormido de un tirón y a pierna suelta.

Mi intención no era quedarme en Lima, solo pasar la noche, y organicé un taxi desde el hotel, conociendo el precio de ante mano. Perú es un poco una ciudad sin ley y vale la pena asegurarse que quien te transporte sea legal. El hotel (Plametto San Miguel) muy cómodo, el desayuno muy pobre y no había calefacción (es normal que no haya, así que si uno es friolero, más vale asegurarse de que se puede pedir un radiador). Pero no es un gran problema, ya que no hace mucho frío en esta ciudad ubicada entre el ecuador y el trópico y que tiene una niebla perenne sobre ella. En Lima casi nunca se ve el sol!

La bonita Plaza de Armas de Cuzco

Al día siguiente me llevaron al aeropuerto y salí hacia Cuzco. Sobrevolando el paisaje rocoso y desértico uno se imagina las condiciones de vida tan duras que esta gente está acostumbrada a soportar. Una dureza que se refleja en los rostros de muchos y que a veces da la sensación de que su rictus refleja una suerte de enfado por no habérseles sido reconocido su singularidad y su originilidad. 

Después de sobrevolar pequeños pueblos incrustrados en profundos valles, con accesos precarios cortados sobre la montaña, surgen algunos núcleos más grandes y finalmente Cuzco. El avión da todo un rodeo a la ciudad antes de aterrizar con una frenada bastante brusca, ya que la pista no es muy larga. Pequeñas casitas pueblan el paisaje y cubren las colinas que rodean la ciudad, reflejando en mil destellos la intensa luz del sol cuzqueño. Acostumbrada a ver casas encaladas, me resulta la vista extraña, todo muy marrón. Aquí no se ven esos pueblos blancos sobre el paisaje como en España, y es que lo normal son las casa de adobe, marrones, por lo que dejar el ladrillo visto es lo más natural.

No más pisar Cuzco se nota la altura como un vago mareo, pero a la vez la atmósfera es ligera y alegre. Tengo cuidado en respirar lento y profundo y en no tener prisas. Creo que el mal de altura puede venir por no adaptarte a las sensaciones y por seguir el entusiasmo y la alegría que da. Por lo demás, todo se arregla con un poco de descanso, cena ligera y mate de coca.

Haciendo la maleta

Bueno, ya tengo la maleta preparada. Es invierno en Perú y de noche las temperaturas bajan bastante, aunque de día dicen que si da el sol, llega a calentar bastante. Capas de cebolla es lo que todo el mundo aconseja.
Me llevo unas cuantas camisetas de manga corta y otras de manga larga, dos jerseys finos y dos forros polares, dos chalecos de plumas y dos chaquetas, una de plumas finita y otra impermeable, dos pantalones de montaña (uno que da el pego si me quiero vestir mejor), y también dos pares de zapatos, y un culotte y un maillot, que también quiero darme una vuelta o dos en bici...  Luego también calcetines varios, cosas de baño en envases pequeños que venden en mercadona...

En fin, lo más simple posible para no ir muy cargada. Y también me llevo una red para lavadora porque tendré que aprovechar el servicio de lavanderia.... Y que más... Ah, sí, un gorro con visera, gorrito de lana y protección solar, guantes y buff de forro polar para el cuello, coca homeopática a la 30CH para el mal de altura -por si acaso-, Ledum palustre a la 30CH para los mosquitos, que me dicen que son muy gordos, un saco de dormir de esos que ocuoan poco espacio, por si aterrizo en un hotel sin calefacción, un par de libros, una cámara de fotos compacta y porsupuesto, la tablet para escribir en el blog y contaros mis experiencias... 18Kg! Perfecto, aún tengo 5 de margen

Como equipaje de mano, me compré una mochila pequeña en el Aldi por solo 10 euros, que de paso me servirá para excursiones o cuando vaya a pasar una noche en Aguas Calientes... Pasaporte, billetes, vouchers de entradas y hoteles... Creo que ya está todo!

Ahora a esperar a que pase la semanita y pico que me queda!!!

Ah! y en la foto incluyo el collage que hice con Celia Martín con la foto del Machu Picchu ;-D