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Haku, Haku

"Haku, Haku" signfica en quechua algo así como "vamos, vamos" o " rápido, rápido". Aunque tengamos la imagen de que los peruanos como gente más bien tranquila, en realidad, al menos los cuzqueños, no paran -y una buen muestra está en el caótico pero fluido tráfico rodado-. No es que vayan rápido, sino que están siempre en movimiento, siempre haciendo algo, siempre trabajando, y además siempre con muy buena disposición.
"Haku, Haku", es el ritmo de cualquier tour guiado, ya sea en Perú, en la China o en Moscú. Vamos, o eso me imagino. Hay mucho de querer rentabilizar las visitas, y los turistas van pasando por los lugares históricos como churros.
No digo que esté mal, incluso creo que tiene su gracia, porque te ayuda a aprender mucho de la cultura que visitas, pero quedarte en sólo eso, pues hace unas vacaciones muy agobiantes..., me parece a mí... y buff!! Menudo mareo!!

Desde mi punto de vista, está bien empezar así, pero luego es interesante ir por libre. Otra opción es ir por libre, o contratar a un guía privado, o hacerte un amigo del lugar que se entere de la película..., claro que esto último depende más bien del azar.

"Haku, Haku", es el nervio que te entra cuando te das cuenta de que sólo queda una semana para irte de viaje y aún no has hecho la maleta... Bueno, pero esto no es mi caso, que yo me la hice dos semanas antes... Jo! Es que doy asco de lo organizada que soy....
Pero no os preocupéis -se lo digo a todos mis amigos que os asustáis con mi capacdad para el orden y la estructura- que yo me adapto muy bien al caos....
Espera. Un momento. Estaba hablando del tiempo, y ahora he cambiado al orden... Bueno, da igual, Eisntein dijo que espacio-tiempo era una única realidad sobre un contínuo...
Desde dos semanas antes de partir hacia Perú (pues eso, más o menos después de hacer la maleta), el caos empezó a entrar en mi vida... y yo con los brazos abiertos. Mi desayuno de siempre, normalmente un ritual sagrado para mí, se fue al traste. Empecé a desayunar cosas diferentes, en lugares diferentes, y como si nada...
Una vez en Perú -y aunque no lo creáis- he dejado de tomar café -bueno, me he tomado dos medios cafés con leche en diez días-, he dejado de beber leche, no tomo azúcar, desayuno con leche de soja, como vegetariano -aunque sí probé un día el ceviche (a ver....), y ceno a las 18h.

Mi horario de sueño también ha cambiado desde el primer día. Si en España me levanto a las 8h y me acuesto sobre la 1h o más, aquí me despierto sobre las 5h, desayuno temprano, a partir de las 5:30 si dan el servicio, y me acuesto alrededor de las 22h. Y para comer, pues según surja la ocasión cada día, como o ceno, o ambos, a horarios que varían muho.

Y hablando de caos, pues pobre la de la agencia que me organizó el viaje, ya que no paro de darle la lata, cambiando planes. Cada día surge algo distinto, y -esto es la ventaja de viajar sola-, voy cambiando de horarios, planes y hasta de hoteles sobre la marcha y conforme fluya la cosa.
Para que veas, un ejemplo, tenía una reserva en un hotel para toda la semana, pero no me dio buena vibra, y casualmente encontré otro que me encantó. Pues cambié, aunque ello suponga perder el dinero de la reserva.... Pero no me arrepiento de nada...

Por cierto, aconsejo que, si hacéis un viaje como yo, vale la pena contratar los primeros días y dejar el resto libre. Así aprovechas el tiempo y aprendes a conocer lo que realmente te interesa. Luego podrás diseñar el resto de tu viaje a tu gusto. Aconsejo que utilices el Tryp Advisor y el Booking, que además tienen excelentes apps, y también te puedes descargar en versión ebook la guía de Lonely Planet en tu tablet o tu móvil. Pesa menos que el libro de papel. Te lo aseguro.

Orgullo Inca

Hoy tocó City Tour por Cusco y vistamos la hermosa catedral, el Qorikancha, y las ruinas de Sacsayhuaman y Qenqo. Lo mejor el guía que nos tocó, Gilmar, medio historiador del arte, medio arqueólogo, experto en símbolos y un poco chamán. Le vi tocar a una chica que le había dado el mal de altura en dos puntos en la nuca, y enseguida el volvió el color.... y además creo que es la única persona capaz de para el tráfico cuzqueño...
Cuzco visto desde Sacsayhuaman
Tienen una forma muy extraña de conducir en Perú y no se respeta al peatón para nada. Los pasos de cebra no sirven para nada, aunque el semáforo esté en verde para el peatón, los coches se lanzan sobre ti. Hay que tener mucho cuidado al cruzar una calle. Hay policías en las esquinas, pero solo observan el tráfico. Yo creo que están por si acaso se produce mucho caos o hay un accidente. O quizá para advertirle al imprudente peatón extranjero cuando éste intenta lanzarse a cruzar sin esperar a que pasen primero los coches.
Volviendo al city tour, Gilmar nos habló de cómo se están descubriendo numerosos edificios incas debajo de los templos cristianos, así como sus significados.
La concepción del mundo de los Incas era dual y no basado en la trinidad, como las culturas cristianas. Para los Incas existía una única deidad, Wiraqocha, inmaterial y creador de todas las cosas, y la Pachamama, deidad de todo lo material y por tanto del universo.
La tradición explica que el sol (Inti) y la luna (Killa) copularon y así llovió y nacieron las semillas. Los Incas daban gran importancia a las semillas, y de hecho el colorido de sus trajes representa precisamente la variedad de cultivos que existen. 

La cosmovisión andina es fascinante y contempla que todas las cosas y todos los animales tienen alma, y que la vida transcurre en ciclos de creación y destrucción. Conocer y respetar estos ciclos es vivir en consonancia con la naturaleza. Una visión que ahora nos parece antigua o quizá romántica, pero que esconde un conocimiento y una sabiduría sobre el mundo y la astronomía que recién ahora nos estamos dando cuenta de cuán importante es.

Fabiana, Tania, yo y Fernanda en el Chicha
Por la noche me junté con unas chicas del bus y nos fuimos a cenar. Fernanda, una ecuatoriana, Fabiana, una brasileña de Río, y luego se unió Tania, también brasileña. Conseguimos mesa, o mejor dicho, barra, en el Chicha de Gastón Acurio, el mejor restaurante de Cuzco. Excelente comida y me lo pasé genial compartiendo con otras mujeres que también viajan solas. Y cada una por un motivo diferente: autoafirmarse, libertad, conectar con lo espiritual, conocer mundo....

Llegada a Cuzco

Llegué el domingo a Lima después de 12 horas de vuelo desde Madrid. La verdad es que no se hacen pesados gracias a la conexión con internet y al programa de entretenimiento de Iberia. El cambio de horario y el jetlag no me han afectado casi nada, porque bebí abundante líquido y porque llevo una semana con desajustes horarios, durmiendo pocas horas e irregularmente, con siestas en medio. Así que una vez aquí, aproveché el cansancio arrastrado, y en mi primer noche en Cuzco he dormido de un tirón y a pierna suelta.

Mi intención no era quedarme en Lima, solo pasar la noche, y organicé un taxi desde el hotel, conociendo el precio de ante mano. Perú es un poco una ciudad sin ley y vale la pena asegurarse que quien te transporte sea legal. El hotel (Plametto San Miguel) muy cómodo, el desayuno muy pobre y no había calefacción (es normal que no haya, así que si uno es friolero, más vale asegurarse de que se puede pedir un radiador). Pero no es un gran problema, ya que no hace mucho frío en esta ciudad ubicada entre el ecuador y el trópico y que tiene una niebla perenne sobre ella. En Lima casi nunca se ve el sol!

La bonita Plaza de Armas de Cuzco

Al día siguiente me llevaron al aeropuerto y salí hacia Cuzco. Sobrevolando el paisaje rocoso y desértico uno se imagina las condiciones de vida tan duras que esta gente está acostumbrada a soportar. Una dureza que se refleja en los rostros de muchos y que a veces da la sensación de que su rictus refleja una suerte de enfado por no habérseles sido reconocido su singularidad y su originilidad. 

Después de sobrevolar pequeños pueblos incrustrados en profundos valles, con accesos precarios cortados sobre la montaña, surgen algunos núcleos más grandes y finalmente Cuzco. El avión da todo un rodeo a la ciudad antes de aterrizar con una frenada bastante brusca, ya que la pista no es muy larga. Pequeñas casitas pueblan el paisaje y cubren las colinas que rodean la ciudad, reflejando en mil destellos la intensa luz del sol cuzqueño. Acostumbrada a ver casas encaladas, me resulta la vista extraña, todo muy marrón. Aquí no se ven esos pueblos blancos sobre el paisaje como en España, y es que lo normal son las casa de adobe, marrones, por lo que dejar el ladrillo visto es lo más natural.

No más pisar Cuzco se nota la altura como un vago mareo, pero a la vez la atmósfera es ligera y alegre. Tengo cuidado en respirar lento y profundo y en no tener prisas. Creo que el mal de altura puede venir por no adaptarte a las sensaciones y por seguir el entusiasmo y la alegría que da. Por lo demás, todo se arregla con un poco de descanso, cena ligera y mate de coca.