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Vuelta a casa...., a Jávea...

Ya he vuelto a casa, a Jávea, matizo; porque tengo la sensación de que no sé cuál es mi verdadero hogar. En Cuzco y Valle Sagrado he sentido una familiaridad con la tierra que no había sentido en ningún otro sitio, y en cierta manera siento que pertenezco allí...
Ahora estoy en mi casa, y me siento muy a gusto también; aunque hay que decir que, prácticamente desde que aterricé se declaró un incendio en Jávea que ha devastado a una buena parte de Las Planas en el Parque Natural del Montgó. Además de la tristeza del desastre ecológico, he estado a todas horas cubriendo la noticia como podía, desde que subí al AVE en Madrid, ya que mi redactor de Xàbia AL DIA, Carlos, acaba de salir hacia sus vacaciones....

Mi úlitmo día en Perú lo pasé primero paseando por Arequipa, visitando el museo Santuarios Andinos, donde está la momia Juanita..., que en realidad no es una momia, sino un cuerpo congelado de una niña de 13 años, encontrado en la cima de un volcán.
Juanita fue una niña inca de hace unos 500 años, elegida desde que nació para ser sacrificada a los Apus. Para ello fue especialmente alimentada y educada, y era sana, bella y de clase alta; sólo los niños más perfectos podían ser elegidos para este sacrificio que implica ser convertido en un mensajero entre los hombres y los dioses...
En su 13º cumpleaños Juanita viajó de Cuzco al valle del Colca, andando claro, es una procesión en la que las gentes de los pueblos salían a admirar y venerarlos. Era un acontecimiento muy especial. Era un honor.
Vestida con prendas especiales, Juanita subió a la cima del volcán Hamp'atus, acompañada solo por la clase sacerdotal. En la cima se construyó un altar, y en una ceremonia en la que primero se durmió a Juanita con una bebida fuertemente alcohólica a base de chicha, se dio muerte a la pequeña con un certero golpe en la cabeza.
Juanita así logró comunicar su mensaje a los Apus, para apaciguar su furia, convirtiéndose ella misma en casi una deidad en este duro pero hermoso ritual, cargado de significado. Su espíritu y el de la montaña se unieron para siempre...

No sé. Entiendo a Juanita. Entiendo el honor que fue su sacrificio. Entiendo la marca que sobre tu alma deja el haber estado en contacto de esa manera con los Apus, los dioses de las montañas.  Entiendo que su espíritu quedaría unido a las cimas y los pasos más altos, cual hermosa ave que queda para siempre en libertad... Entiendo que Juanita en posteriores reencarnaciones quedará marcada por esa conexión y que le costará luego entender que es humana y no un pájaro noble.... Entiendo la visión que eso le otorgará... Espero que en otra vida sepa comprenderlo y que lo utilice una vez más para ser "mensajera" de los dioses para los hombres, aunque esta vez sin sacrificios...

Monasterio de Santa Catalina
Aún en Arequipa, fui a visitar el Monasterio de Santa Catalina, una residencia para monjas de clausura que venían de familias de clase alta. En realidad es una pequeña ciudad, una residencia para niñas bien que, en vez de casarse, prefirían vivir una vida de rezo y contemplación.
El lugar es ciertamente hermoso, con callejuelas andaluzas, paredes pintadas en teja o añil, patios, fuentes, jardines y pequeñas casitas que eran las residencias de cada monja, cada una con su propia cocina. Las ciudades peruanas (las que yo he visto), son caóticas, y este rincón suponía un bello respiro para el alma...
La cultura peruana es mixta, y tiene tanto de nativa como de cristiana. El sincretismo aquí es normal, y de hecho en muchos rituales y fiestas se mezclan ambas influencias. Danny, mi guía, me decía que no se sentiría completo si tuviera que renunciar a alguna de las dos. Él por ejemplo alterna los rituales chamánicos andinos con la lectura de la biblia cuando llega a casa. Y ambos contribuyen a darle la paz y fuerza espiritual con la que se siente a gusto.

Con el sincretismo dejé Arequipa para volar hacia Lima y luego Madrid. Un viaje largo hasta llegar a Jávea, pero que me pasó volando. Fueron unas 20 horas desde Lima a mi casa, todo fluido y casi sin parar, y sin dormir. Solo alterada por la noticia del incendio.
No dormí en 50 horas (la inquietud de emprender la vuelta impidió que reconciliara bien el sueño los últimos dos días) y no descansé en 30 horas. Bebí mucha agua todo el rato y cuando llegué dormí casi 12 horas seguidas.... Creo que es la mejor manera de evitar el jetlag. Bueno, hay dos opciones, o duermes mucho y despistas a tu cuerpo, o duermes poco con el mismo objetivo....

Ahora poco a poco, vuelvo a la rutina. El lunes empiezo el trabajo. Pero mis pensamientos y recuerdos están en Perú.... He vivido y aprendido muchas cosas; he recordado mucho de lo que fui (si es que uno cree en vidas pasadas...) y sé que tengo que volver... Tengo ideas y gente con las que llevarlas a cabo... Veremos lo que pasa... Veremos si es solo una ilusión, producto de la magia que he vivido, o si es algo real....





Haku, Haku

"Haku, Haku" signfica en quechua algo así como "vamos, vamos" o " rápido, rápido". Aunque tengamos la imagen de que los peruanos como gente más bien tranquila, en realidad, al menos los cuzqueños, no paran -y una buen muestra está en el caótico pero fluido tráfico rodado-. No es que vayan rápido, sino que están siempre en movimiento, siempre haciendo algo, siempre trabajando, y además siempre con muy buena disposición.
"Haku, Haku", es el ritmo de cualquier tour guiado, ya sea en Perú, en la China o en Moscú. Vamos, o eso me imagino. Hay mucho de querer rentabilizar las visitas, y los turistas van pasando por los lugares históricos como churros.
No digo que esté mal, incluso creo que tiene su gracia, porque te ayuda a aprender mucho de la cultura que visitas, pero quedarte en sólo eso, pues hace unas vacaciones muy agobiantes..., me parece a mí... y buff!! Menudo mareo!!

Desde mi punto de vista, está bien empezar así, pero luego es interesante ir por libre. Otra opción es ir por libre, o contratar a un guía privado, o hacerte un amigo del lugar que se entere de la película..., claro que esto último depende más bien del azar.

"Haku, Haku", es el nervio que te entra cuando te das cuenta de que sólo queda una semana para irte de viaje y aún no has hecho la maleta... Bueno, pero esto no es mi caso, que yo me la hice dos semanas antes... Jo! Es que doy asco de lo organizada que soy....
Pero no os preocupéis -se lo digo a todos mis amigos que os asustáis con mi capacdad para el orden y la estructura- que yo me adapto muy bien al caos....
Espera. Un momento. Estaba hablando del tiempo, y ahora he cambiado al orden... Bueno, da igual, Eisntein dijo que espacio-tiempo era una única realidad sobre un contínuo...
Desde dos semanas antes de partir hacia Perú (pues eso, más o menos después de hacer la maleta), el caos empezó a entrar en mi vida... y yo con los brazos abiertos. Mi desayuno de siempre, normalmente un ritual sagrado para mí, se fue al traste. Empecé a desayunar cosas diferentes, en lugares diferentes, y como si nada...
Una vez en Perú -y aunque no lo creáis- he dejado de tomar café -bueno, me he tomado dos medios cafés con leche en diez días-, he dejado de beber leche, no tomo azúcar, desayuno con leche de soja, como vegetariano -aunque sí probé un día el ceviche (a ver....), y ceno a las 18h.

Mi horario de sueño también ha cambiado desde el primer día. Si en España me levanto a las 8h y me acuesto sobre la 1h o más, aquí me despierto sobre las 5h, desayuno temprano, a partir de las 5:30 si dan el servicio, y me acuesto alrededor de las 22h. Y para comer, pues según surja la ocasión cada día, como o ceno, o ambos, a horarios que varían muho.

Y hablando de caos, pues pobre la de la agencia que me organizó el viaje, ya que no paro de darle la lata, cambiando planes. Cada día surge algo distinto, y -esto es la ventaja de viajar sola-, voy cambiando de horarios, planes y hasta de hoteles sobre la marcha y conforme fluya la cosa.
Para que veas, un ejemplo, tenía una reserva en un hotel para toda la semana, pero no me dio buena vibra, y casualmente encontré otro que me encantó. Pues cambié, aunque ello suponga perder el dinero de la reserva.... Pero no me arrepiento de nada...

Por cierto, aconsejo que, si hacéis un viaje como yo, vale la pena contratar los primeros días y dejar el resto libre. Así aprovechas el tiempo y aprendes a conocer lo que realmente te interesa. Luego podrás diseñar el resto de tu viaje a tu gusto. Aconsejo que utilices el Tryp Advisor y el Booking, que además tienen excelentes apps, y también te puedes descargar en versión ebook la guía de Lonely Planet en tu tablet o tu móvil. Pesa menos que el libro de papel. Te lo aseguro.

Llegada a Cuzco

Llegué el domingo a Lima después de 12 horas de vuelo desde Madrid. La verdad es que no se hacen pesados gracias a la conexión con internet y al programa de entretenimiento de Iberia. El cambio de horario y el jetlag no me han afectado casi nada, porque bebí abundante líquido y porque llevo una semana con desajustes horarios, durmiendo pocas horas e irregularmente, con siestas en medio. Así que una vez aquí, aproveché el cansancio arrastrado, y en mi primer noche en Cuzco he dormido de un tirón y a pierna suelta.

Mi intención no era quedarme en Lima, solo pasar la noche, y organicé un taxi desde el hotel, conociendo el precio de ante mano. Perú es un poco una ciudad sin ley y vale la pena asegurarse que quien te transporte sea legal. El hotel (Plametto San Miguel) muy cómodo, el desayuno muy pobre y no había calefacción (es normal que no haya, así que si uno es friolero, más vale asegurarse de que se puede pedir un radiador). Pero no es un gran problema, ya que no hace mucho frío en esta ciudad ubicada entre el ecuador y el trópico y que tiene una niebla perenne sobre ella. En Lima casi nunca se ve el sol!

La bonita Plaza de Armas de Cuzco

Al día siguiente me llevaron al aeropuerto y salí hacia Cuzco. Sobrevolando el paisaje rocoso y desértico uno se imagina las condiciones de vida tan duras que esta gente está acostumbrada a soportar. Una dureza que se refleja en los rostros de muchos y que a veces da la sensación de que su rictus refleja una suerte de enfado por no habérseles sido reconocido su singularidad y su originilidad. 

Después de sobrevolar pequeños pueblos incrustrados en profundos valles, con accesos precarios cortados sobre la montaña, surgen algunos núcleos más grandes y finalmente Cuzco. El avión da todo un rodeo a la ciudad antes de aterrizar con una frenada bastante brusca, ya que la pista no es muy larga. Pequeñas casitas pueblan el paisaje y cubren las colinas que rodean la ciudad, reflejando en mil destellos la intensa luz del sol cuzqueño. Acostumbrada a ver casas encaladas, me resulta la vista extraña, todo muy marrón. Aquí no se ven esos pueblos blancos sobre el paisaje como en España, y es que lo normal son las casa de adobe, marrones, por lo que dejar el ladrillo visto es lo más natural.

No más pisar Cuzco se nota la altura como un vago mareo, pero a la vez la atmósfera es ligera y alegre. Tengo cuidado en respirar lento y profundo y en no tener prisas. Creo que el mal de altura puede venir por no adaptarte a las sensaciones y por seguir el entusiasmo y la alegría que da. Por lo demás, todo se arregla con un poco de descanso, cena ligera y mate de coca.

Preparando el viaje

No sabría decir cuándo empezó mi fascinación por el Machu Picchu, pero recuerdo desde siempre sentir una atracción y una fascinación que tira de mí y que me llama...
Siempre he sabido que algún día iría a Perú, pero al mismo tiempo lo veía como una empresa tan lejana... ¿Cuándo voy? ¿Con quién voy? ¿y mis responsabilidades aquí?.... Excusas y más excusas es lo que siempre nos ponemos para no realizar nuestros sueños... Pero entonces un día mi amiga Celia me propuso hacer un collage "Diseña de tu vida", y no lo dudé, lo primero que pegué sobre el lienzo fue una imagen de Machu Picchu. De esto hace algo más de un año y desde entonces, cada mañana y cada noche he visto esa increíble montaña surgir de las nubes, detrás de la línea marcada por el final de mi cama y el edredón... Allí, cerca, muy cerca, de donde nacen los sueños...

Así es cómo empecé a plasmar este sueño, pegando con cola blanca una imagen recortada de una revista sobre un fondo blanco..., y claro está, pronunciando en voz alta ante mis amigos que definitivamente iba a realizar el viaje, y con el claro convencimiento de que a la primera y única persona a la que tenía que embaucar para realizar este viaje era a mí misma...

¿Mochilera o tour organizado para un viaje iniciático?
La verdad es que no me apetecía organizar nada. No me apetecía pensar. Llevo años pensando y organizando y lo que más me apetece es fluir. Quería dejarme llevar y hasta tal punto era así que por poco se me olvida sacarme el pasaporte y comprar el billete de avión... Bueno no exactamente, pero sí que es verdad que, a pesar de que tenía claro cuándo quería hacer el viaje, no me he puesto a pensar en serio en ello hasta hace un mes y pico.
Con la intención por delante (eso sí, a todo el mundo le he dicho que me voy a Perú), y a pesar de mi pasotismo (por lo demás), me he ido encontrando a muchos amigos que me han prestado libros, guías, planos, consejos y experiencias, que desde hace más de un año me ha servido para que mi sueño poco a poco se fuera materializando en algo que ahora para mí es más que tangible (de hecho me siento ya como si estuviera en Cusco!!). Un montón de ideas y sugerencias que me han ayudado a definir realmente qué quiero hacer en Perú. Pero, ¿por qué quiero ir a Machu Picchu?

En cierta manera sé que para mí será una suerte de viaje iniciático. Sé que voy a encontrar..., o mejor dicho, que voy a entrar en contacto con algo de mí importante para la próxima mitad de mi vida. Tengo 48 años y vengo de una familia muy longeva, por lo que tengo claro que ahora comienza la mejor segunda parte de mi vida, una etapa lleva de viajes y aventuras, de sueños y libertad, de misión y pasión.... Simplemente lo sé... Ya os iré contando...

Bueno, como iba diciendo, quería dejarme fluir, pero algo tenía que organizar, y así fue cómo me encontré con una amiga que también quería ir a Perú -otra vez-, pero que luego cambió de idea, y entre medias, me pasó un itinerario de un tour organizado y me llamó la atención el nombre del hotel, Hatunwasi en Urubamba, y contacté con Isabel... Ya no tenía el hotel, pero sí organiza viajes, y a lo largo de varias semanas hemos ido intercambiando emails...
Con cada propuesta que me hacía Isabel, me sentía primero bien y luego me sentía mal, y no entendía muy bien por qué..., hasta que decidí concentrar el grueso del viaje en Cusco y el Valle Sagrado, con una semana libre, sin actividades programadas, y entonces me sentí muy bien, me sentí como en casa, y supe que ese tenía que ser el recorrido: primeros días de tour organizado y siendo recogida y acogida por guías profesionales (de normal siempre me da bajón las primeras horas que voy a un sitio nuevo, y al viajar sola, creo que es importante sentirte de alguna manera protegida y acogida), así como los últimos en Puno y Arequipa, pero el resto libre...

El objetivo de mi viaje planificado sin plan
Toda esta planificación, y más detalles que han ido surgiendo y que estoy planificando ya me han ayudado a definir el objetivo de mi viaje -a ver, yo es que de normal soy muy organizada, así que para mí el ir ya con planes hechos me vale como fluir porque han surgido así; te juro que no he forzado ningún plan; las cosas han ido saliendo así y ya está-.
De hecho, mi primer plan era no tener plan e ir de mochilera. Pero como el primer plan se ve que puntúa como plan y no como libre albedrío, pues en seguida han aparecido planificadores que están guiando mi viaje. Fíjate cómo son las cosas, que me compré una mochila y todo, pero al final iré con maleta porque es como una casa en una caja: vas cambiando de hoteles cada día o dos y lo más cómodo es abrir y cerrar la tapa de la maleta, y no meter y sacar de una mochila...

Pero bueno, cómo iba diciendo, todo esto me ha ayudado a centrarme en mí y definir qué es lo que quiero exactamente en este viaje, y es esto:

"Sentir la energía de la Tierra y de la civilización Inca"

así que allá voy!