Empieza la magia

Ayer subí a Machu Picchu y Wayna Picchu. Un sueño hecho realidad! Cogí el tren de Ollantaytambo el día anterior. Recomendable hacer el viaje de día porque las vistas son espectaculares, con el río Urubamba siempre a la izquierda y grandes montañas andinas a la derecha.
Aguas Calientes es un pueblo muy turístico, lleno de hoteles y restaurantes a pesar de su reducido tamaño. Me encantó el ambiente internacional y ver cómo coincidí de nuevo con turistas que había visto en otros sitios.
Me quedé en el Hostal Continental. Más que decente, me gustó mucho, a pesar de que está pegado a las vías del tren. Si te molesta el ruido quizá no te guste, pero a mí en Perú no me molesta nada y dormí fenomenal.

Al día siguiente me desperté temprano, a las 4:30, un horario que en Perú llevo muy bien. Te adaptas a lo que hay, A las 5 ya había desayunado y estaba haciendo la cola para el bus a Machu Picchu. Subí creo que en el quinto bus y llegué arriba para hacer la cola de entrada, también larga, pero que se hizo muy llevadera gracias a mi compañero de asiento del bus que llevaba un altavoz inalámbrico y nos animó a todos con Carmina Burana. Genial!
Por cierto, en Perú hay que decir que conducen muy bien. O mejor dicho, son buenos conductores. A pesar de la velocidad a la que van por carreteras de tierra, a veces desvencijadas, me siento muy segura.

Escalones de vértigo bajando de Waynapicchu
Y por fin entramos!
Yo fui directa al Waynapicchu,  que es la montaña que sale en todas las fotos y que forma la nariz del perfil, ya que tenía entrada a las 7h. Sólo dan 200 al día en dos turnos, por lo que hay que reservar por internet con bastante antelación. Mejor el turno de las 7, ya que si no a las 11 hace mucho calor. Mientras esperaba vi amanecer.... todo un espectáculo ver como el sol empieza a iluminar la ciudadela.
Subir y bajar Waynapicchu es un calvario (aunque dicen que subir a la montaña misma de Machu Picchu es aún más duro, la distancia es el triple)! Miles de escalones altos tallados en la piedra, durante una hora de subida. Pero la recompensa vale la pena: unas vistas increíbles de la ciudad de Machu Picchu.
La bajada no es apta para personas con vértigo. Si tienes, mejor te quedas en el cruce donde se une la subida con la bajada, que desde allí también las vistas son impresionantes. Dicen que sólo tienes dos horas para subir y bajar, pero eso es muy justito y a penas te da tiempo para disfrutar arriba. Mi consejo es que no te preocupes por el tiempo, disfruta, para, haz fotos, medita, lo que quieras, que ya llegarás abajo y seguro que no te dicen nada.. Además, el otro grupo no entra hasta las 11!

Terminé reventada, pero a pesar del dolor de rodillas subí a la parte más alta, donde está la casa del guardia, y desde allí las vistas son espectaculares, es de donde se hace la clásica foto. Por encima hay varias explanadas con sombra para poder descansar y disfrutar del paisaje, y más arriba parte la ruta a la montaña a la cima del Machu Picchu, el puente Inca y la puerta del Sol, que es la entrada del camino Inca. No subí porque no tenía tiempo, me tocada ruta guiada, pero me arrepiento... vaya, tendré que volver....
Machu Picchu

Paseando por las casas de la ciudadela también puedes encontrar pequeños rincones donde sentarte para simplemente admirar el escenario natural que te rodea. Machu Picchu está a las puertas del Amazonas y la vegetación y el calor (y eso que es invierno) lo atestiguan.

Después de la ruta guiada, que siempre recomiendo porque aprendes mucho sobre la historia de los Incas, no me quedaron fuerzas para continuar, y opté por irme sobre las 14h. La cola a esa hora para el bus es larguísima y puedes demorar hasta una hora en subir. Me había dado ya una insolación, así que opté por bajar andando.... Muy duro, miles de escalones de nuevo, pero vale la pena. Los más rápidos suben y bajan en media hora, yo tardé una hora y veinte, parando cada dos por tres porque las piernas no me aguantaban.... pero vale la pena!

Una vez de vuelta en Aguas Calientes, me tocaba esperar unas tres horitas hasta que saliese mi tren de vuelta a Ollantaytambo, que la verdad se me hicieron un poco largas por lo cansada que estaba.... Si te traes el bañador (y si no te venden uno en los puestecitos antes de entrar), puedes desentumecerte en los baños que dan nombre al pueblo.

Empieza una semana mágica Aunque terminé muy cansada, volví a Ollanta con ilusión porque iba a dormir en el Apu Lodge. Había decidido cambiarme del hotel que tenía reservado por una cuestión de energías. En el primero me sentía muy encerrada y no había el clásico ambiente familiar en el lobby. Dando mi primer paseo por las antiguas calles Incas, no más llegar a Ollanta, tropecé con el Apu Lodge, en la parte alta del pueblo, cuya puerta estaba adornada por un amable cartel que invita a entrar y preguntar. Y así lo hice. Me encantó no más verlo. Una casa de adobe con bonito jardín, dentro mucha madera, el sonido del agua que corre por el lateral de la calle inca y unas vistas preciosas a la montaña y a las ruinas del pueblo, además de un acogedor saloncito familiar en la entrada donde mezclarte y cambiar impresiones con los demás turistas. Se conoce a mucha gente cuando viajas sola!
Qué decir de la rica ducha calentita que me pegué, de la amplia y cómoda cama con agradable edredón (bueno, esto es lo normal en Perú) y despertarte con la luz del alba reflejándose sobre las montañas.... Una delicia. Y para rematar, el clásico desayuno de la zona: huevos revueltos, fruta con cereales y yogourt, y pan con mantequilla y mermelada. 

Cuando terminé mi desayuno el primer día, opté por quedarme un ratito en el salón de la entrada para ver mis emails y mensajes. Al poco entró un chico local, que se dirigió al mostrador para explicar que era guía. Dijo llamarse Daniel.... y en seguida supe que tenía que pedirle que fuera mi guía para esa semana.
Resulta que mi amiga y compañera Lyz me prestó un libro, "El llamado del cóndor", y me dijo que me lo leyera durante el viaje. Tardé en empezarlo unos días, pero me interesó desde el principio. La protagonista narra un viaje al Perú para conocer el misticismo Inca y se queda en un pueblecito llamado Ollantaytambo. He estado siguiendo sus consejos a nivel de trabajos energéticos. Cada día leo unas páginas y encuentro mucha relación con lo que yo estoy viviendo en ese momento. En un capítulo la autora narra cómo un tal Daniel le guía por un camino....
En cuanto escuché su nombre, supe que tenía que contratarlo... Daniel resulta que es guía desde hace 11 años para todo tipo de actividades, ya sean culturales, turismo de aventura, como trekking, btt, montar a caballo, etc., y también misticismo. Resulta que él mismo practica rituales incas, enseñado por una ancianita de un poblado andino. Daniel me dijo también que en la zona era conocido como "el Cóndor de los Andes"....
con Daniel, el Cóndor de los Andes

Cuzco, o Qosqo como lo llaman los de aquí (éste fonema se parece más a la pronunciación en Quechua), y los Andes tienen magia, y el Valle Sagrado más. Según la intención y el corazón con el que viajes, suceden cosas extraordinarias. No hay casualidades, sino que es el orden y la intencionalidad del Universo.

En fin, ya había contratado un taxi para volver a Moray y visitar Chinchero. Le pedí que me acompañase. Da la casualidad que Daniel tiene esta semana libre y me podrá acompañar y mostrar la cultura y el misticismo andino. En las terrazas de Moray realizamos una ofrenda coca a la Pachamama, un bonito ritual que sirve para empezar a limpiarte y conectarte con el espíritu de los Andes. Mañana iremos a visitar tres pueblos andinos, muy apartados de la "civilización". Llevaremos ofrendas como frutas y coca, y allí una abuelita me realizará la ceremonia de la Coca, un ritual más profundo y de mayor conexión. (Mamá, tranquila, que no hay drogas). El martes el plan es ir a visitar más lugares de Ollanta (ya que por la mañana haré un descenso en bici desde un glaciar), el miércoles realizaré un ritual de purificación en una cascada y el jueves una ruta a caballo.... Y bueno, eso por ahora...

Menos mal que cambié de hotel! Y eso que ya tenía 8 noches pagadas!! A veces, si no arriesgas, si no estás dispuesto a perder, no ganas y te pierdas las oportunidades más mágicas...

Cena con mi amiga Ellen Mi amiga y compañera Ellen está también de viaje por Perú, aunque no coincidimos en casi nada. Su itinerario es muy diferente al mío. Sin embargo, antes de partir, vimos que una noche la compartíamos en Ollantaytambo. Hoy quedé con ella en la plaza de Armas del pueblo, y hemos ido a cenar juntas. Qué alegría el vernos! Nos hemos estado contando nuestras mutuas aventuras y experiencias mágicas. Las dos coincidimos en que nos encanta este país, que nos gustaría volver y que se viaja fenomenal sola porque conoces a mucha gente y además es un país amable y bastante seguro.
Mañana hemos quedado para desayunar, y luego cada una por su camino otra vez...

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