Empieza la magia

Ayer subí a Machu Picchu y Wayna Picchu. Un sueño hecho realidad! Cogí el tren de Ollantaytambo el día anterior. Recomendable hacer el viaje de día porque las vistas son espectaculares, con el río Urubamba siempre a la izquierda y grandes montañas andinas a la derecha.
Aguas Calientes es un pueblo muy turístico, lleno de hoteles y restaurantes a pesar de su reducido tamaño. Me encantó el ambiente internacional y ver cómo coincidí de nuevo con turistas que había visto en otros sitios.
Me quedé en el Hostal Continental. Más que decente, me gustó mucho, a pesar de que está pegado a las vías del tren. Si te molesta el ruido quizá no te guste, pero a mí en Perú no me molesta nada y dormí fenomenal.

Al día siguiente me desperté temprano, a las 4:30, un horario que en Perú llevo muy bien. Te adaptas a lo que hay, A las 5 ya había desayunado y estaba haciendo la cola para el bus a Machu Picchu. Subí creo que en el quinto bus y llegué arriba para hacer la cola de entrada, también larga, pero que se hizo muy llevadera gracias a mi compañero de asiento del bus que llevaba un altavoz inalámbrico y nos animó a todos con Carmina Burana. Genial!
Por cierto, en Perú hay que decir que conducen muy bien. O mejor dicho, son buenos conductores. A pesar de la velocidad a la que van por carreteras de tierra, a veces desvencijadas, me siento muy segura.

Escalones de vértigo bajando de Waynapicchu
Y por fin entramos!
Yo fui directa al Waynapicchu,  que es la montaña que sale en todas las fotos y que forma la nariz del perfil, ya que tenía entrada a las 7h. Sólo dan 200 al día en dos turnos, por lo que hay que reservar por internet con bastante antelación. Mejor el turno de las 7, ya que si no a las 11 hace mucho calor. Mientras esperaba vi amanecer.... todo un espectáculo ver como el sol empieza a iluminar la ciudadela.
Subir y bajar Waynapicchu es un calvario (aunque dicen que subir a la montaña misma de Machu Picchu es aún más duro, la distancia es el triple)! Miles de escalones altos tallados en la piedra, durante una hora de subida. Pero la recompensa vale la pena: unas vistas increíbles de la ciudad de Machu Picchu.
La bajada no es apta para personas con vértigo. Si tienes, mejor te quedas en el cruce donde se une la subida con la bajada, que desde allí también las vistas son impresionantes. Dicen que sólo tienes dos horas para subir y bajar, pero eso es muy justito y a penas te da tiempo para disfrutar arriba. Mi consejo es que no te preocupes por el tiempo, disfruta, para, haz fotos, medita, lo que quieras, que ya llegarás abajo y seguro que no te dicen nada.. Además, el otro grupo no entra hasta las 11!

Terminé reventada, pero a pesar del dolor de rodillas subí a la parte más alta, donde está la casa del guardia, y desde allí las vistas son espectaculares, es de donde se hace la clásica foto. Por encima hay varias explanadas con sombra para poder descansar y disfrutar del paisaje, y más arriba parte la ruta a la montaña a la cima del Machu Picchu, el puente Inca y la puerta del Sol, que es la entrada del camino Inca. No subí porque no tenía tiempo, me tocada ruta guiada, pero me arrepiento... vaya, tendré que volver....
Machu Picchu

Paseando por las casas de la ciudadela también puedes encontrar pequeños rincones donde sentarte para simplemente admirar el escenario natural que te rodea. Machu Picchu está a las puertas del Amazonas y la vegetación y el calor (y eso que es invierno) lo atestiguan.

Después de la ruta guiada, que siempre recomiendo porque aprendes mucho sobre la historia de los Incas, no me quedaron fuerzas para continuar, y opté por irme sobre las 14h. La cola a esa hora para el bus es larguísima y puedes demorar hasta una hora en subir. Me había dado ya una insolación, así que opté por bajar andando.... Muy duro, miles de escalones de nuevo, pero vale la pena. Los más rápidos suben y bajan en media hora, yo tardé una hora y veinte, parando cada dos por tres porque las piernas no me aguantaban.... pero vale la pena!

Una vez de vuelta en Aguas Calientes, me tocaba esperar unas tres horitas hasta que saliese mi tren de vuelta a Ollantaytambo, que la verdad se me hicieron un poco largas por lo cansada que estaba.... Si te traes el bañador (y si no te venden uno en los puestecitos antes de entrar), puedes desentumecerte en los baños que dan nombre al pueblo.

Empieza una semana mágica Aunque terminé muy cansada, volví a Ollanta con ilusión porque iba a dormir en el Apu Lodge. Había decidido cambiarme del hotel que tenía reservado por una cuestión de energías. En el primero me sentía muy encerrada y no había el clásico ambiente familiar en el lobby. Dando mi primer paseo por las antiguas calles Incas, no más llegar a Ollanta, tropecé con el Apu Lodge, en la parte alta del pueblo, cuya puerta estaba adornada por un amable cartel que invita a entrar y preguntar. Y así lo hice. Me encantó no más verlo. Una casa de adobe con bonito jardín, dentro mucha madera, el sonido del agua que corre por el lateral de la calle inca y unas vistas preciosas a la montaña y a las ruinas del pueblo, además de un acogedor saloncito familiar en la entrada donde mezclarte y cambiar impresiones con los demás turistas. Se conoce a mucha gente cuando viajas sola!
Qué decir de la rica ducha calentita que me pegué, de la amplia y cómoda cama con agradable edredón (bueno, esto es lo normal en Perú) y despertarte con la luz del alba reflejándose sobre las montañas.... Una delicia. Y para rematar, el clásico desayuno de la zona: huevos revueltos, fruta con cereales y yogourt, y pan con mantequilla y mermelada. 

Cuando terminé mi desayuno el primer día, opté por quedarme un ratito en el salón de la entrada para ver mis emails y mensajes. Al poco entró un chico local, que se dirigió al mostrador para explicar que era guía. Dijo llamarse Daniel.... y en seguida supe que tenía que pedirle que fuera mi guía para esa semana.
Resulta que mi amiga y compañera Lyz me prestó un libro, "El llamado del cóndor", y me dijo que me lo leyera durante el viaje. Tardé en empezarlo unos días, pero me interesó desde el principio. La protagonista narra un viaje al Perú para conocer el misticismo Inca y se queda en un pueblecito llamado Ollantaytambo. He estado siguiendo sus consejos a nivel de trabajos energéticos. Cada día leo unas páginas y encuentro mucha relación con lo que yo estoy viviendo en ese momento. En un capítulo la autora narra cómo un tal Daniel le guía por un camino....
En cuanto escuché su nombre, supe que tenía que contratarlo... Daniel resulta que es guía desde hace 11 años para todo tipo de actividades, ya sean culturales, turismo de aventura, como trekking, btt, montar a caballo, etc., y también misticismo. Resulta que él mismo practica rituales incas, enseñado por una ancianita de un poblado andino. Daniel me dijo también que en la zona era conocido como "el Cóndor de los Andes"....
con Daniel, el Cóndor de los Andes

Cuzco, o Qosqo como lo llaman los de aquí (éste fonema se parece más a la pronunciación en Quechua), y los Andes tienen magia, y el Valle Sagrado más. Según la intención y el corazón con el que viajes, suceden cosas extraordinarias. No hay casualidades, sino que es el orden y la intencionalidad del Universo.

En fin, ya había contratado un taxi para volver a Moray y visitar Chinchero. Le pedí que me acompañase. Da la casualidad que Daniel tiene esta semana libre y me podrá acompañar y mostrar la cultura y el misticismo andino. En las terrazas de Moray realizamos una ofrenda coca a la Pachamama, un bonito ritual que sirve para empezar a limpiarte y conectarte con el espíritu de los Andes. Mañana iremos a visitar tres pueblos andinos, muy apartados de la "civilización". Llevaremos ofrendas como frutas y coca, y allí una abuelita me realizará la ceremonia de la Coca, un ritual más profundo y de mayor conexión. (Mamá, tranquila, que no hay drogas). El martes el plan es ir a visitar más lugares de Ollanta (ya que por la mañana haré un descenso en bici desde un glaciar), el miércoles realizaré un ritual de purificación en una cascada y el jueves una ruta a caballo.... Y bueno, eso por ahora...

Menos mal que cambié de hotel! Y eso que ya tenía 8 noches pagadas!! A veces, si no arriesgas, si no estás dispuesto a perder, no ganas y te pierdas las oportunidades más mágicas...

Cena con mi amiga Ellen Mi amiga y compañera Ellen está también de viaje por Perú, aunque no coincidimos en casi nada. Su itinerario es muy diferente al mío. Sin embargo, antes de partir, vimos que una noche la compartíamos en Ollantaytambo. Hoy quedé con ella en la plaza de Armas del pueblo, y hemos ido a cenar juntas. Qué alegría el vernos! Nos hemos estado contando nuestras mutuas aventuras y experiencias mágicas. Las dos coincidimos en que nos encanta este país, que nos gustaría volver y que se viaja fenomenal sola porque conoces a mucha gente y además es un país amable y bastante seguro.
Mañana hemos quedado para desayunar, y luego cada una por su camino otra vez...

Nada de hombrecillos verdes, talento Inka

Quizá se tenga la impresión de que el cuzqueño es relajado y tranquilo, pero nada más lejos de la verdad. Aunque son personas que básicamente son felices, son tremendamente activos. No corren, pero nunca paran. Son trabajadores, resolutivos, prácticos y constantes. Son orgullosos de su linaje Inca, pero son discretos. Ahora, cuando alguien especula sobre el origen extraterrestre de las grandes obras de ingeniería Inka, se enfadan.

Los Incas son una civilización que sólo duró 400 años como tal, pero en realidad son el resumen de varias culturas que habitaban en lo que hoy es Perú. Y como tal, sus orígenes remontan hasta el 5000 ac. Estos pueblos lograron, incluso antes que en Europa y África, grandes avances tecnológicos de ingeniería hidráulica y agrícola y en sus estructuras. De hecho los Nazcas realizaron cálculos empleando el 0 varios cientos de años antes que los árabes.
El hombre europeo tiene dificultad para comprender que alguien puede tener más conocimientos que él, y no se puede creer que hace tanto tiempo este pueblo fue ya tan avanzado y además no contaba con escritura. Pero así es, y su secreto es la necesidad y el trabajo comunitario.
Pisac

Hoy he visitado las terrazas de Pisac y de Ollantaytambo, magníficas construcciones de una altísima precisión, que demostraban el gran talento para la ingeniería de los Inca. Unas obras construidas con una lógica aplastante, totalmente adaptadas al terreno y las necesidades de alimentación. Las terrazas eran usadas para la experimentación agrícola. En ellas, al reproducir de manera controlada diferentes condiciones climáticas, se podían adaptar diferentes cultivos a diferentes alturas.
La agricultura para los Incas era lo más importante. De hecho era una sociedad pacífica que sólo se centraba en plantar cosechar y alimentarse. Los Incas vivían en la montaña porque para ellos el valle, el lugar más fértil, debía de ser aprovechado sólo para plantar cultivos. La biodiversidad de Perú es increíble. De los 118 ecosistemas que existen en el mundo, 105 se pueden encontrar en Perú, y 85 en el Cuzco. Se dice que el 60% de los productos agrícolas mundiales han tenido su origen en Perú.

Durante miles de años, las culturas pre-Incas vivieron más o menos en paz en una sociedad que, incluso a día de hoy, es paritaria y comunitaria, y tuvieron más que tiempo de sobra para desarrollar su tecnología de manera tan extraordinaria. Al no haber guerras, pudieron centrarse en hacer las cosas lo mejor posible. Por desgracia, el declive de los Incas comenzó con Pachakutec y su sed de poder, un concepto hasta entonces desconocido en este pueblo. El Inka se erigió en el defensor del pueblo contra los invasores, pero terminó oprimiendo e introdujo el trabajo forzado como tributo. Esto marcó el principio del fin. Un declive que se consolidaría en los últimos 100 años del imperio, los de su expansión, y en los que el comunitarismo fue sustituido por una dictadura comunista. (bueno, todo esto es la versión de algunos, que a veces se contradice con la de otros, y es que la historia de este pueblo aún alberga muchísimos misterios por descifrar).

El conocimiento técnico de los Incas también se puede observar en los muros inclinados que son totalmente resistentes a los terremotos. La piedra es tallada por un proceso de ensayo y error para que no sólo encaje, sino que además tiene la capacidad de descargar la energía de un terremoto sin dañar la estructura.
Gran parte del secreto de los Incas se debe al tipo de sociedad paritaria, donde la mujer es la administradora, y comunitaria, donde todos trabajan para todos y nadie tiene la propiedad de nada. Incluso hoy en día los hombres y las mujeres son iguales en todo, desde el trabajo en el campo hasta las labores del hogar y de cuidado de los niños. La organización social es comunitaria y el gobierno no obliga a pagar impuestos a los campesinos, ni a aquellos no especializados, quienes pueden construir su casa, con la ayuda de sus vecinos, en el perímetro de la ciudad, que luego el ayuntamiento se encargará de darles luz y agua.
También me ha llamado la atención lo importante que son los colegios. Incluso en el paraje más remoto hay un buen colegio. Y todos los niños van uniformados, aunque sean escuelas gratuitas. Otra cosa es la formación educativa, según cuentan algunos.

Por cierto, también a destacar es la habilidad al volante. "Manejan" increíblemente bien y son capaces de pasar por los lugares más estrechos, o no chocarse en el caos circulatorio que tienen. Un caos que creo que es positivo porque agudiza la respuesta y la coordinación del tráfico, pero en el que sobran los constantes pitidos (y la polución de motores sin catalizador). No toleran ni que un vehículo vaya más lento o se demore en un cruce, ya están tocando el claxón.

Y en otro registro, ayer visité las salinas de Mara y las terrazas de Moray. De camino vimos algunos de los grandes nevados, imponentes picos de más de 6000 metros de altura con nieve perpetua. Conecté especialmente con Sahuasiray y Pitusiray, complementarios y a los que los indígenas ruegan por la salud.
Luego de pasar por las salinas de Mara, donde las comunidades extraen la sal de un río salado que surge de la montaña, llegamos a Moray. Un centro de experimentación agrícola con una energía muy especial, muy fuerte. Donde cada solsticio de verano se realizan rituales, y donde la tierra se une con el cielo.
Moray. Impresionante.

Orgullo Inca

Hoy tocó City Tour por Cusco y vistamos la hermosa catedral, el Qorikancha, y las ruinas de Sacsayhuaman y Qenqo. Lo mejor el guía que nos tocó, Gilmar, medio historiador del arte, medio arqueólogo, experto en símbolos y un poco chamán. Le vi tocar a una chica que le había dado el mal de altura en dos puntos en la nuca, y enseguida el volvió el color.... y además creo que es la única persona capaz de para el tráfico cuzqueño...
Cuzco visto desde Sacsayhuaman
Tienen una forma muy extraña de conducir en Perú y no se respeta al peatón para nada. Los pasos de cebra no sirven para nada, aunque el semáforo esté en verde para el peatón, los coches se lanzan sobre ti. Hay que tener mucho cuidado al cruzar una calle. Hay policías en las esquinas, pero solo observan el tráfico. Yo creo que están por si acaso se produce mucho caos o hay un accidente. O quizá para advertirle al imprudente peatón extranjero cuando éste intenta lanzarse a cruzar sin esperar a que pasen primero los coches.
Volviendo al city tour, Gilmar nos habló de cómo se están descubriendo numerosos edificios incas debajo de los templos cristianos, así como sus significados.
La concepción del mundo de los Incas era dual y no basado en la trinidad, como las culturas cristianas. Para los Incas existía una única deidad, Wiraqocha, inmaterial y creador de todas las cosas, y la Pachamama, deidad de todo lo material y por tanto del universo.
La tradición explica que el sol (Inti) y la luna (Killa) copularon y así llovió y nacieron las semillas. Los Incas daban gran importancia a las semillas, y de hecho el colorido de sus trajes representa precisamente la variedad de cultivos que existen. 

La cosmovisión andina es fascinante y contempla que todas las cosas y todos los animales tienen alma, y que la vida transcurre en ciclos de creación y destrucción. Conocer y respetar estos ciclos es vivir en consonancia con la naturaleza. Una visión que ahora nos parece antigua o quizá romántica, pero que esconde un conocimiento y una sabiduría sobre el mundo y la astronomía que recién ahora nos estamos dando cuenta de cuán importante es.

Fabiana, Tania, yo y Fernanda en el Chicha
Por la noche me junté con unas chicas del bus y nos fuimos a cenar. Fernanda, una ecuatoriana, Fabiana, una brasileña de Río, y luego se unió Tania, también brasileña. Conseguimos mesa, o mejor dicho, barra, en el Chicha de Gastón Acurio, el mejor restaurante de Cuzco. Excelente comida y me lo pasé genial compartiendo con otras mujeres que también viajan solas. Y cada una por un motivo diferente: autoafirmarse, libertad, conectar con lo espiritual, conocer mundo....

Llegada a Cuzco

Llegué el domingo a Lima después de 12 horas de vuelo desde Madrid. La verdad es que no se hacen pesados gracias a la conexión con internet y al programa de entretenimiento de Iberia. El cambio de horario y el jetlag no me han afectado casi nada, porque bebí abundante líquido y porque llevo una semana con desajustes horarios, durmiendo pocas horas e irregularmente, con siestas en medio. Así que una vez aquí, aproveché el cansancio arrastrado, y en mi primer noche en Cuzco he dormido de un tirón y a pierna suelta.

Mi intención no era quedarme en Lima, solo pasar la noche, y organicé un taxi desde el hotel, conociendo el precio de ante mano. Perú es un poco una ciudad sin ley y vale la pena asegurarse que quien te transporte sea legal. El hotel (Plametto San Miguel) muy cómodo, el desayuno muy pobre y no había calefacción (es normal que no haya, así que si uno es friolero, más vale asegurarse de que se puede pedir un radiador). Pero no es un gran problema, ya que no hace mucho frío en esta ciudad ubicada entre el ecuador y el trópico y que tiene una niebla perenne sobre ella. En Lima casi nunca se ve el sol!

La bonita Plaza de Armas de Cuzco

Al día siguiente me llevaron al aeropuerto y salí hacia Cuzco. Sobrevolando el paisaje rocoso y desértico uno se imagina las condiciones de vida tan duras que esta gente está acostumbrada a soportar. Una dureza que se refleja en los rostros de muchos y que a veces da la sensación de que su rictus refleja una suerte de enfado por no habérseles sido reconocido su singularidad y su originilidad. 

Después de sobrevolar pequeños pueblos incrustrados en profundos valles, con accesos precarios cortados sobre la montaña, surgen algunos núcleos más grandes y finalmente Cuzco. El avión da todo un rodeo a la ciudad antes de aterrizar con una frenada bastante brusca, ya que la pista no es muy larga. Pequeñas casitas pueblan el paisaje y cubren las colinas que rodean la ciudad, reflejando en mil destellos la intensa luz del sol cuzqueño. Acostumbrada a ver casas encaladas, me resulta la vista extraña, todo muy marrón. Aquí no se ven esos pueblos blancos sobre el paisaje como en España, y es que lo normal son las casa de adobe, marrones, por lo que dejar el ladrillo visto es lo más natural.

No más pisar Cuzco se nota la altura como un vago mareo, pero a la vez la atmósfera es ligera y alegre. Tengo cuidado en respirar lento y profundo y en no tener prisas. Creo que el mal de altura puede venir por no adaptarte a las sensaciones y por seguir el entusiasmo y la alegría que da. Por lo demás, todo se arregla con un poco de descanso, cena ligera y mate de coca.

Haciendo la maleta

Bueno, ya tengo la maleta preparada. Es invierno en Perú y de noche las temperaturas bajan bastante, aunque de día dicen que si da el sol, llega a calentar bastante. Capas de cebolla es lo que todo el mundo aconseja.
Me llevo unas cuantas camisetas de manga corta y otras de manga larga, dos jerseys finos y dos forros polares, dos chalecos de plumas y dos chaquetas, una de plumas finita y otra impermeable, dos pantalones de montaña (uno que da el pego si me quiero vestir mejor), y también dos pares de zapatos, y un culotte y un maillot, que también quiero darme una vuelta o dos en bici...  Luego también calcetines varios, cosas de baño en envases pequeños que venden en mercadona...

En fin, lo más simple posible para no ir muy cargada. Y también me llevo una red para lavadora porque tendré que aprovechar el servicio de lavanderia.... Y que más... Ah, sí, un gorro con visera, gorrito de lana y protección solar, guantes y buff de forro polar para el cuello, coca homeopática a la 30CH para el mal de altura -por si acaso-, Ledum palustre a la 30CH para los mosquitos, que me dicen que son muy gordos, un saco de dormir de esos que ocuoan poco espacio, por si aterrizo en un hotel sin calefacción, un par de libros, una cámara de fotos compacta y porsupuesto, la tablet para escribir en el blog y contaros mis experiencias... 18Kg! Perfecto, aún tengo 5 de margen

Como equipaje de mano, me compré una mochila pequeña en el Aldi por solo 10 euros, que de paso me servirá para excursiones o cuando vaya a pasar una noche en Aguas Calientes... Pasaporte, billetes, vouchers de entradas y hoteles... Creo que ya está todo!

Ahora a esperar a que pase la semanita y pico que me queda!!!

Ah! y en la foto incluyo el collage que hice con Celia Martín con la foto del Machu Picchu ;-D

Preparando el viaje

No sabría decir cuándo empezó mi fascinación por el Machu Picchu, pero recuerdo desde siempre sentir una atracción y una fascinación que tira de mí y que me llama...
Siempre he sabido que algún día iría a Perú, pero al mismo tiempo lo veía como una empresa tan lejana... ¿Cuándo voy? ¿Con quién voy? ¿y mis responsabilidades aquí?.... Excusas y más excusas es lo que siempre nos ponemos para no realizar nuestros sueños... Pero entonces un día mi amiga Celia me propuso hacer un collage "Diseña de tu vida", y no lo dudé, lo primero que pegué sobre el lienzo fue una imagen de Machu Picchu. De esto hace algo más de un año y desde entonces, cada mañana y cada noche he visto esa increíble montaña surgir de las nubes, detrás de la línea marcada por el final de mi cama y el edredón... Allí, cerca, muy cerca, de donde nacen los sueños...

Así es cómo empecé a plasmar este sueño, pegando con cola blanca una imagen recortada de una revista sobre un fondo blanco..., y claro está, pronunciando en voz alta ante mis amigos que definitivamente iba a realizar el viaje, y con el claro convencimiento de que a la primera y única persona a la que tenía que embaucar para realizar este viaje era a mí misma...

¿Mochilera o tour organizado para un viaje iniciático?
La verdad es que no me apetecía organizar nada. No me apetecía pensar. Llevo años pensando y organizando y lo que más me apetece es fluir. Quería dejarme llevar y hasta tal punto era así que por poco se me olvida sacarme el pasaporte y comprar el billete de avión... Bueno no exactamente, pero sí que es verdad que, a pesar de que tenía claro cuándo quería hacer el viaje, no me he puesto a pensar en serio en ello hasta hace un mes y pico.
Con la intención por delante (eso sí, a todo el mundo le he dicho que me voy a Perú), y a pesar de mi pasotismo (por lo demás), me he ido encontrando a muchos amigos que me han prestado libros, guías, planos, consejos y experiencias, que desde hace más de un año me ha servido para que mi sueño poco a poco se fuera materializando en algo que ahora para mí es más que tangible (de hecho me siento ya como si estuviera en Cusco!!). Un montón de ideas y sugerencias que me han ayudado a definir realmente qué quiero hacer en Perú. Pero, ¿por qué quiero ir a Machu Picchu?

En cierta manera sé que para mí será una suerte de viaje iniciático. Sé que voy a encontrar..., o mejor dicho, que voy a entrar en contacto con algo de mí importante para la próxima mitad de mi vida. Tengo 48 años y vengo de una familia muy longeva, por lo que tengo claro que ahora comienza la mejor segunda parte de mi vida, una etapa lleva de viajes y aventuras, de sueños y libertad, de misión y pasión.... Simplemente lo sé... Ya os iré contando...

Bueno, como iba diciendo, quería dejarme fluir, pero algo tenía que organizar, y así fue cómo me encontré con una amiga que también quería ir a Perú -otra vez-, pero que luego cambió de idea, y entre medias, me pasó un itinerario de un tour organizado y me llamó la atención el nombre del hotel, Hatunwasi en Urubamba, y contacté con Isabel... Ya no tenía el hotel, pero sí organiza viajes, y a lo largo de varias semanas hemos ido intercambiando emails...
Con cada propuesta que me hacía Isabel, me sentía primero bien y luego me sentía mal, y no entendía muy bien por qué..., hasta que decidí concentrar el grueso del viaje en Cusco y el Valle Sagrado, con una semana libre, sin actividades programadas, y entonces me sentí muy bien, me sentí como en casa, y supe que ese tenía que ser el recorrido: primeros días de tour organizado y siendo recogida y acogida por guías profesionales (de normal siempre me da bajón las primeras horas que voy a un sitio nuevo, y al viajar sola, creo que es importante sentirte de alguna manera protegida y acogida), así como los últimos en Puno y Arequipa, pero el resto libre...

El objetivo de mi viaje planificado sin plan
Toda esta planificación, y más detalles que han ido surgiendo y que estoy planificando ya me han ayudado a definir el objetivo de mi viaje -a ver, yo es que de normal soy muy organizada, así que para mí el ir ya con planes hechos me vale como fluir porque han surgido así; te juro que no he forzado ningún plan; las cosas han ido saliendo así y ya está-.
De hecho, mi primer plan era no tener plan e ir de mochilera. Pero como el primer plan se ve que puntúa como plan y no como libre albedrío, pues en seguida han aparecido planificadores que están guiando mi viaje. Fíjate cómo son las cosas, que me compré una mochila y todo, pero al final iré con maleta porque es como una casa en una caja: vas cambiando de hoteles cada día o dos y lo más cómodo es abrir y cerrar la tapa de la maleta, y no meter y sacar de una mochila...

Pero bueno, cómo iba diciendo, todo esto me ha ayudado a centrarme en mí y definir qué es lo que quiero exactamente en este viaje, y es esto:

"Sentir la energía de la Tierra y de la civilización Inca"

así que allá voy!